Parte 1

El era su ángel caído, tenía su alma, se la había robado incluso cuando no se conocían. Ella nunca se había preocupado de buscar a nadie, no había nadie lo suficiente real para que le diera el placer que necesitaba. Sarah se ocupaba más de su vida laboral y su vida personal... bueno, no le preocupó nunca encontrar el amor, tan solo salía para buscar placer, un placer que nunca le llegaba, ella era sumisa pero su alma era dominante. Hasta que lo conoció. 
Jamás imaginó que lo que empezó como un juego se convertiría en algo más... oscuro y salvaje. Lo conoció curiosamente por red social, fue en un rol friki de Harry Potter en el que se metía para evadirse de la realidad... no era algo a lo que fuera a dedicar su vida, tan solo diversión. 

El día que se metió en el mundo rol, era completamente primeriza, estaba perdida, pero gracias a muchas personas consiguió hacerse un hueco y hacerles un hueco en su corazón en el que se quedarían para siempre. Conoció a Pat, una chica nueva que al igual que ella era su primera vez en el mundo del roleo. Se hicieron amigas casi al instante, roleaban y se contaban cosas por privado, conoció a Dante, un chico con novia el cual traía comida y pastelitos, a Tai, ella le enseñó a rolear, a Brad, un chico también con novia que conoció en los terrenos del colegio y con el cual se tomó una cerveza de mantequilla. Más tarde conoció a Greyback, bueno... el era realmente un personaje, un borde, así que se propuso que el debía ser amable con ella, lo convirtió en un reto. Pero él no era su elixir...



Un día cualquiera se encontró roleando con tres personas a la vez y con un grupo haciendo juegos de adolescentes, no tenía tiempo para nada más, hasta que se acordó que un día antes hubo un chico que acababa de entrar nuevo en rol, así que se dispuso a buscarlo y saludarle para luego ayudarle en lo que necesitara y así lo hizo.
-¿Cómo se llamaba? -Se preguntaba a sí misma dándose pequeños golpes en la nariz. 
Buscó en el primer grupo que hicieron de integración y se fue directamente al principio de todas las conversaciones hasta que lo encontró. Brad Clayton. 
<Hola, soy Sarah. Si necesitas cualquier cosa no dudes en preguntar.> -Le preguntó por mensaje privado.
Volvió al grupo de los juegos, haciendo tiempo hasta que el contestara, el cual no tardó mucho en hacerlo. 
<Hola, yo soy Brad, soy nuevo aquí y he roleado muy poco, por no decir nada.>
<Encantada Brad, yo tampoco tengo mucha experiencia pero, ¿quieres rolear?> -Le preguntó ella para ahorrarse la perorata de los nuevos.
<Claro.> -Le contestó él sin más.
Y poco a poco fueron formando ideas para su primer rol activo. Decidieron hacer como que se acababan de encontrar en el patio del castillo y se conocían por primera vez. Sarah empezó a interesarle su forma de escribir, un poco basta al principio, pero de una forma abierta e informal.
<Podríamos ir a tomarnos algo en Hogsmeade, ¿te parece? -Necesitaba seguir, sentía curiosidad solo por su forma de expresarse. Si alguno era demasiado serio le aburría y si era demasiado informal también, pero el tenía un poco de las dos cosas, lo intuía, al igual que notaba su timidez.
Acordaron irse a tomar las famosas cervezas de mantequilla, ella en la vida real ya las había probado y no había cosa más deliciosa que una cerveza de mantequilla.
Y ahí empezó el juego.
<<Gracias. -Le dijo Brad cuando Sarah fue a la barra a por las cervezas y le entregó la suya.- Aaaaah, está buenísima. -Se limpió los restos de cervezas que le quedaban en su boca y la mente de Sarah empezó a volar imaginándoselo, pero paró en seco cuando leyó. -¿Qué te pasa Sarah? Te veo un poco inquieta.>>
¿Cómo iba a decirle lo que se le pasaba por su cabecita? Así que se limitó a escribir.
<<Nada... bueno, en realidad nunca he estado con un chico a solas en un bar, pero me siento segura contigo así que, en realidad, no debería preocuparme. Pero mi madre me ha metido tantas cosas en la cabeza de los chicos que hasta llegué a creer todo lo que decía.>>
Esperó su respuesta nerviosa, no sabía qué decir. Bueno, si lo sabía, pero no debía hacerlo y menos en un rol abierto en el que cualquier podría leerlo.
<<¿Te sientes segura conmigo? Vaya... me halagas -sonríe- ¿Y qué es lo que dice tu madre sobre los hombres?>>
<<Pues que sois unos interesados que solo buscáis una cosa... pero estoy segura de que tú no... ¿o sí?>> "Oh... yo si que solo te buscaba para eso... ¿Pero qué? Sarah, céntrate."
<<E-e-e no, yo no... Emm... Yo no soy como los demás. Todos los chicos no somos iguales>> "Una lastima... Sarah para"
<<Bueno, tampoco es que me fuera a asustar>> Le contestó Sarah, mientras se dirigía a los mensajes privados, pues el le decía que pronto se iría a la cama y a Sarah no se le ocurrió otra cosa qué preguntar.
<¿Es cómoda tu cama?> Al momento, soltó el móvil de las manos y se las echó a la cabeza.
-¿Que estás haciendo? No puedes soltarle eso a un desconocido porque te venga en gana. -Se empezó a regañar, levantándose y mirándose al espejo. -Bueno... tranquila, seguro que lo deja pasar.
Pero Sarah estaba muy equivocada, Brad nunca lo dejó pasar. Tanto fue así que por un momento dejaron el rol abierto olvidado.
<¿Por qué lo preguntas?> -Preguntó él.
Ya no tenía escapatoria, pero pensó que sería mejor meter a su User de por medio.
<Lo siento, ha sido mi User, yo no soy así>
El siguió insistiendo hasta que Sarah no pudo más y le soltó que le gustaría estar en su cama. Nunca en su vida lo había hecho, todo era nuevo para ella, pero sentía la necesidad de hacerlo con él.
<Mi User quiere probar tu cama...>
Silencio.
Y más silencio.
A Patri se le aceleraba el corazón esperando un a mi esas cosas no me van o un tengo novia en mi vida real o algo así, pero no se esperaba lo que vino a continuación.
<Puedo hacerle hueco en mi casa si tu User quiere.>
-Vaya, vaya con el Brad... va a ser atrevido después de todo... -Susurraba Sarah mirando su móvil.
<Si que quiere...>> -Lo deseaba en realidad, aunque Sarah esperaba que fuera diferente a los chicos que había conocido en su vida personal.
Esa noche follaron por lo virtual.

Pasaron los días y siguieron hablando de lo que había pasado y de lo mucho que les apetecía repetir. Sarah estaba encantada, aunque le seguía faltando esa chispa de locura, la cual le confesó una noche, le explicó sus gustos en la cama, de cómo la dominación y sumisión eran parte de su vida, aunque pocas veces lo había practicado, pues ninguno le había dado lo que ella necesitaba.
Decidieron sin decirlo que el próximo sábado repetirían, pues entre semana cada uno tenía que atender a sus vidas.
Ella siguió en su trabajo en el bar que ella mismo montó con esfuerzo y sudor. Claro que estaba ambientado en aquel mundo friki que tanto adoraba y la obsesionaba. Tenía aspecto de taberna y después de pedir derechos y permisos consiguió por fin ponerle el nombre de Caldero Chorreante.

El por su parte era bombero, con una vida ajetreada que le liberaba de tensiones. Vivía con sus padres porque ahorraba para poder comprarse una casa y le quedaba poco para poder hacerlo. Deseaba con ansias esa independencia, salir del nido y dejar de dar explicaciones de lo que hacía o dejaba de hacer. Sus padres estaban orgullosos de él, aunque hubieran preferido que se hubiera hecho de otro trabajo en el que no tuviera que arriesgar su vida. Pero él era feliz haciendo lo que hacía y nada cambiaría su opinión. Pero había algo que le obsesionaba, ella, no podía dejar de pensar en la confesión que ella le había hecho.
Nunca se había planteado si quiera en practicarlo alguna vez, creía que para eso no serviría, pero por ella lo intentaría. Su compañero y mejor amigo del trabajo lo notó raro, él lo sabía, desde que pasó aquello por el rol en mensaje privado no dejaba de pensar en eso.
-Tío, ¿qué te pasa? Estas muy raro. -Le preguntó su amigo mientras echaban unas carreras.
-Bueno... -No sabía si contarle algo o no, él ya sabía lo que opinaría su amigo. -En realidad, no es nada.
Su amigo alzó una ceja y le miró interrogativo.
-Va, cuéntamelo.
Y Brad decidió que sólo le contaría lo que le interesaba, nadie tenía por qué saber lo que hacía con ella.
-Bueno... creo que estoy conociendo a alguien.
Al decir esto a su amigo se le iluminó la cara.
-¿En serio? No jodas tío. ¿Quién es? No sabía nada, ¿Desde cuándo?
Brad no sabía a que pregunta contestar primero, pero sabía que debía omitir alguna que otra información.
-Bueno, no la conoces y hace pocos días que hablamos.
-Que habláis... ¿eso quiere decir que no os habéis visto?
Mierda. El cabrón lo pillaba todo al vuelo.
-No exactamente. Pero tío, no le des importancia, no llegará a nada. -No se lo creía ni él, empezaba a a necesitarla.
-¿Pero es de aquí? -No habían hablado nunca de dónde eran, pero su amigo no necesitaba esa información. No le gustaban esas cosas de relaciones a distancias ni hablar de "amor" con desconocidos.
-Pues claro que es de aquí, de dónde iba a ser si no. No voy a caer en eso de las distancias. -Intentó sonar convincente. -Por cierto, me dijo el jefe los cambios de turnos, es una putada, ¿no crees? -Consiguió cambiar de conversación y salir del paso. Por ahora.

Y llegó el ansiado y esperado sábado para los dos.










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