Habían quedado por la noche, pero ella ya estaba preparada desde primera hora de la mañana, esperando a que él le saludara como un día cualquiera. Miraba el reloj y esperaba a que se hiciera la hora, pero los minutos pasaban cada vez más lentos. Las horas se le hacían interminables, era su día mas ajetreado en el trabajo, incluso la visita de algunos amigos no le hicieron que pasara todo más rápido. Los sábados llegaban los pedidos de cervezas de mantequillas sin alcohol y por las mañanas temprano preparaba la receta ella misma de la cerveza de mantequilla con alcohol. Así que casi todos los que habían probado su receta, se preparaban para que ella abriera por la tarde para tomarse una, y así fue, como todos los sábados, sus clientes habituales ya esperaban en la puerta, esperando a entrar y echar alguna partida, unas cartas, leer o simplemente pasar la tarde hablando unos con otros. A ella todo eso le encantaba, se entretenía viendo como todos ellos pasaban por su taberna, que se
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