Parte 4

-Lo siento, lo siento, lo siento. -Se disculpó todas las veces que pudo hasta que el chico le tapó la boca.
-No pasa nada, señorita Johnson. -Le dedicaba una gran sonrisa oculta bajo una tupida barba. Le cogió de la mano y le dio un beso. -Soy el señor Rosier.
Ella se quedó quieta, como paralizada cuando lo escuchó.
-¿Rosier? Vaya... ¿cómo... cómo me has reconocido? -Y al momento se arrepintió. -Vale, pregunta estúpida, me has visto en el escenario. -Suspiró profundo al recordarlo. -Vaya... el señor Rosier en persona, me alegro conocerlo al final. -Inclinó la cabeza y empezó a mirar a su alrededor por si por algún momento pasaba una chispa de suerte y veía a su chico, pero era imposible, no lo reconocería aunque lo tuviera delante y había demasiada gente.
-Lo mismo le digo señorita. Supongo que como yo está buscando a alguien, así que no la entretengo más. Un gusto.
-Igualmente.
Y con ese pequeño intercambio de palabras cada cual reinició su camino. Y ella deseó con todas sus fuerzas encontrar a su chico.

La había buscado desde que los organizadores y Sarah se bajaron del escenario, hasta que vio como se tropezaba con un chico con barba y este le daba un beso en la mano, le entró un calor por el cuerpo al pensar que otro la tocaba si quiera una mano. Justo cuando le quedaban diez pasos para llegar a ella una tromba de gente se interpuso en su camino y volvió a perder de vista a Sarah.
La gente le saludaba y preguntaba por su nombre, pero él solo quería llegar hasta ella.

Todo el mundo con el que se cruzaba, conocidos o no, todos la paraban para decirles su nombre, algunos los conocía, como a Trami, Danke, Luissa e incluso conoció por fin a Pat y si dieron un fuerte abrazo.
-Por casualidad no habrás visto a Brad, ¿verdad? -le preguntó sin rodeos.
-No... es más, para mí que no ha venido. -Sarah notó algo raro en su voz, pero no la conocía como para saber si mentía o no. Así que intentó irse a por el móvil pero no la dejó.
-¡Mira! Ahí está Tai y Lenda, vamos a saludarla, venga. -Pat cogió su mano y tiró de ella evitando que se fuera del lugar.
Sarah con mala cara no tuvo más remedio que seguirla mientras miraba a dónde se hallaba su móvil en los vestuarios.
"Tan sólo necesitaría cinco miseros minutos para llegar y hablar con él... solo cinco."
-¡Hola! ¿quién es quién? -Pregunté en cuanto llegué a las chicas.
-Yo soy Lenda, querida, me alegro de verte al fin. -No cambiaba ni en persona, siempre iba con su personaje allá dónde fuese.
-Igualmente Lenda, me alegro de veros a todos. -Pero no, en ese momento no se alegraba si quien estuviera delante no fuera su querido Brad... -Es fantástico que todo esto se haya hecho realidad.
-Yo soy Tai. -Dijo la sonriente y siempre agradable Tai. Ella le enseñó varias cosas del rol y la ayudó a conocer a mucha gente. Así que sí que le dedicó una sonrisa sincera. 
Le dio un abrazo a ambas y hablaron de nimiedades mientras que en cada oportunidad Sarah intentaba escapar.
-¿A dónde te crees que vas? Aún tenemos que presentarte a más gente. Parece mentira que con la de personas que han venido nos hayamos encontrado todos. Es increíble. -Le detuvo Tai.
-Necesito ir al baño. -Intentó excusarse por sexta vez, pero nada de lo que dijera le hacían cambiar de opinión a las chicas de entretenerla. Tan sólo tenían órdenes que acatar. Retener a Sarah todo el tiempo posible.
-Ya... seguro que al final no te hemos caído bien, ¿verdad? -Dijo Tai haciendo pucheros.
-Chicas... no es eso, pero necesito ir a los vestuarios, coger el móvil y hablar con Brad. -No pude aguantar más y les contó la verdad.
-¿Brad? Que yo sepa el no iba a venir, lo dijo abiertamente, que todo esto le iba a aburrir y que no iba a perder su valioso tiempo en algo así. -Le soltó de sopetón Tai con voz enfadada. 
A Sarah el mundo se le cayó encima... no podía creer que él no fuera a venir. ¿Pero qué se había creído? Todo aquello lo preparó pensando en él, sólo en él. Una lágrima amenazó con escapar, las chicas se dieron cuenta de eso y de la señal.
-¿Sabes qué? Vamos a por bebidas. Es un estúpido, no merece que llores por él. -Le animó Pat.
-No lloro por él. -Intentó defenderse Sarah pero ya era imposible, aquella lágrima amenazante había cumplido y ya caía por su mejilla.

Le había costado lo más grande organizar aquello, pues tenía que hablar con Pat, la cual aún tenía entre ceja y ceja, para que la ayudara en su misión.
Salió corriendo en cuanto la gente se lo permitió y llegó al coche. Se fue al maletero y cogió la rosa que tenía preparada para ella, una vez tuvieron una conversación del por qué las rosas era rojas y no rosas, como su nombre indicaba. Así que cuándo salió del hotel vio una floristería y fue directo a por la rosa de color rosa. 
Volvió sobre sus pasos a la mansión, dónde en teoría si salía todo bien, estarían las chicas reteniendo a Sarah, para cuando llegara él le diera la sorpresa. Era la única forma que tenía para acercarse a ella, pues las dos veces que lo había intentado ella se escapaba para salir de allí.
Ni si quiera sabía si ella quería verle, pero no podía desaprovechar la oportunidad que la vida le estaba brindando. 
-¡Eh! ¿Eres Brad Clayton cierto? - Le cogió del brazo el chico que hacía de Scamander.
-Si, pero ahora mismo no puedo pararme, tengo que encontrar a alguien, lo siento. -Se disculpó en un fallido intento de irse.
-Pero tío, tengo que hablar contigo, alguien creo que te está buscando.
Pero Brad ya no lo escuchaba, pues se fue corriendo como pudo metiéndose entre la gente que se quejaba hasta que vislumbró a las chicas que retenían a Sarah. 
"Lo han conseguido" Su pecho se hinchó de orgullo porque su plan hubiera funcionado, pero se deshinchó en cuanto vio que que Sarah estaba llorando. "¿Qué le pasa?"
Alzó la rosa por encima de su cabeza como señal y vio a las chicas moverse. Se dirigió al centro de la pista de baile, dónde habían quedado para no perderse.
Esperó impaciente escondiendo la rosa en su espalda. No sabía cómo iba a salir todo aquello, le empezaban a sudar las manos y su labio inferior empezó a temblar por la ansiedad por ver cómo las chicas se acercaban. 
"Dios... que guapa está..." Empezó a sentir su polla a hincharse cuando vio cómo le caía el vestido sobre sus caderas, cómo se le contoneaba su cuerpo y sus pechos sinuosos, le llamaban rebotando.

-Chicas, de verdad, necesito ir al baño, no me apetece tomar nada ahora mismo.
-No. -Dijeron al unísono las tres chicas.
Lo que menos necesitaba en ese momento era que tres locas la arrastraran hasta la barra, aunque, pensándolo mejor, sería buena idea si se bebía hasta el agua de los floreros y luego mandaba a la mierda por mensaje a Brad por dejarla plantada de esa forma. Sabía que no habían quedado, pero decir abiertamente que esto sería perder el tiempo con todo lo que habían hablado y lo que habían pasado... y todo lo que ella había tenido que hacer para que esa noche fuera especial y única.
"Al final... todo a la mierda"
-¿Sabéis qué? Vamos a por tequila. - Le contestó alzando la cabeza orgullosa.
-¡Bien! -Gritó Pat.
Sintió que las chicas se paraban y se dio la vuelta para ver que ocurría.
-¿Qué pasa?
-Date la vuelta tonta. -Le dijo sonriendo Pat.
"¿Qué?" -No entendía nada. Pero hizo caso y se dio la vuelta.
Se quedó completamente paralizada, tenía al frente a un chico con una rosa que le tapaba un poco la cara.

Mientras se acercaba a las chicas acabó por decidir que pondría la rosa en su punto de mira, al menos así con un poco de suerte ella se daría cuenta de quién era él.

No sabía qué pensar. Su mente empezó a volar hacia una conversación de antaño, en la cual se preguntaban por el motivo de las rosas rojas.
"¿Podría ser él? Si no... ¿a que coño viene esto?"
Miró a las chicas, pero las veía alejarse con risas. Volvió a mirar al chico y pudo ver como bajaba la rosa hacia su pecho y le dedicaba una sonrisa, mientras que con una mano la acercaba a su mejilla.
-¿Por qué lloras? -Su voz masculina hizo que se le paralizaran las extremidades y que se le encogiera el estómago.
-¿Brad?







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